Por Pablo Ruiz
La encomienda de la foto histórica del todo el poder a Morena con las imágenes de Claudia Sheinbaum, con el presidente entrante de la Corte y los lideres parlamentarios, se cumplió.
Fue la imagen estática y en movimiento de la propaganda oficial deseada por la cúpula de la 4T, como la coronación del Plan C diseñada y pastoreada por el huésped de Palenque, Chiapas.
Sabedora del poder presidencial con la concentración de todos los poderes en Palacio Nacional, se dio el lujo Sheinbaum Pardo de violar la constitución, aunque sea poquito.
El capricho presidencial fue evitar que un diputado (a) del PAN que le correspondía la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, le recibiera el informe. Pero no solo eso, también ordenó impedir la presencia de un panista en la ceremonia de ungimiento de los ministros morenista del acordeón de la Suprema Corte de Justicia, la noche el lunes 1 de septiembre.
Fue como apareció Sheinbaum en la fotografía del consumato del Plan C de Andrés Manuel López Obrador.
En la sede de la SCJN el diputado veracruzano de los relojes de lujo y boletos del Fórmula 1, el esposo del “dato protegido” del petismo austero de las calles polvorientas de las colonias pobres de “Tierra y Libertad” de Beto Anaya.
Concluido el montaje presidencial para la demostración del poder absoluto, concluido el capricho, restituyeron el orden constitucional. Ricardo Monreal Ávila facilitó se cumpliera la ley para que la segunda fuerza política ocupara la presidencia de la mesa directiva, con una diputada opositora.
Son los tiempos del absolutismo, de esconder la basura bajo la alfombra del segundo piso de la 4T; de arreglar el tiradero que dejó el presidente del séptimo año de gobierno en materia de seguridad pública por las ventajas a los narcos, la corrupción del huachicol fiscal, así como los lujos y los excesos del orgullo de su nepotismo político.
Del asalto al Poder Judicial Federal, está dicho todo, es decir, no hay nada que agregar a la grosera y ofensiva maquinaria fraudulenta del acordeón para elegir por una minoría de las dádivas del Bienestar a los jueces, magistrados y ministros.
Lo mismo habrá jueces que no cumplieron con los requisitos como el promedio exigido; la mayoría que no cuenta con ninguna experiencia en la carrera judicial.
Ministras copiona Jazmín Esquivel que se plagio la tesis en la UNAM, o aquella del orgullo del nepotismo de la familia Batres, Lenia, con su buen francés mentándole la madre a su vecina de la vieja vecindad del “Chavo”. Una ministra funcional para impartir justicia.
El que sí trabajará de la mano de la titular del Ejecutivo federal en la conducción y control del PJF será el jurista y exministro Arturo Zaldívar Lelo de la Larrea, el poder tras el trono, y teacher de los ministros y ministras en la prolongada curva de aprendizaje.
Los rollos y las payasadas de las ceremonias de los pueblos originarios será una anécdota que palidecerán ante los resultados inmediatos de las sentencias del PJF a modo del acordeón del Ejecutivo federal en las sesiones de la sala superior, donde nadie le ganará al gobierno una resolución en la Corte.
Es de dimensiones impredecibles el encontronazo entre jueces, magistrados y ministros con el personal operativo con carrera judicial que harán frente a la ineptitud de los juzgadores de consigna del régimen, con plena y total dependencia del cuarto de junto -Zaldívar- en Palacio Nacional.
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CON INFORMACIÓN: QUADRATIN PUEBLA
